Material extraido de la investigación realizada por el prof. Juan Carlos Orlandini |
Establecidos hacia 1752 los fortines para defender las fronteras de los indios a cargo de los blandengues, en 1771 se crearon las primeras postas por la ruta de Córdoba, gracias a la gestión del visitador de correos Alonso Carrió de la Vandera. Fueron ellas, la del Puente de Márquez (determinante de la construcción del puente por Pablo Márquez), Villa de Luján, Cañada de la Cruz, San Antonio de Areco, etc.
Detrás de ellas y aparejados vendrían los
correos en la medida que creciera la población y sus necesidades de
comunicación.
Dice Concolorcorvo, en “El lazarillo de
ciegos caminantes”, que “Las postas se dicen así, no solamente porque son
mansiones, sino porque hay caballadas de remuda para hacer los viajes con
celeridad”.
Agrega Barba: “Definición ésta, por otra parte, que se
ajusta al capítulo 1° del Reglamento de 1771 aludido cuando dice: No pudiendo
hacerse los viajes en diligencia sin mudar caballos de trecho en trecho, fue
preciso apostarlos en diferentes paradas al cargo de un vecino honrado al cual
se le denomina maestro de postas y está obligado a mantener un determinado
número de caballos destinados para las carreras en diligencia”(1)